Por: Oscar López A.
La semana pasada, en Celaya Guanajuato una mujer de la junta municipal de agua potable y alcantarillado, amenazó a un civil con el cual se encontraba en discusión por motivos desconocidos asegurando que ella lo podía mandar a desaparecer por el bajo precio de dos mil pesos.
Aunque tal amenaza no fue nada más que humo, este comentario le trajo problemas graves en su trabajo, pues fue despedida y aunado a esto se están buscando maneras de proceder legalmente.
Si bien, los comentarios hechos por esta persona pueden no ser del todo veraces; esto no quita que en México se esté viviendo uno de los tiempos más violentos y que sorprendentemente este antivalor pueda ser contagioso para con el pueblo mexicano. Tales declaraciones ya no solo vienen de un narcotraficante, de un mafioso o de un asesino sino también pueden ser dichas con bastante seguridad por cualquier persona, desde un joven fanático del narcotráfico hasta un funcionario público como en este caso.
El principal problema de México no es la maldad del hombre, basta con revisar registros históricos a nivel mundial o simplemente tener lógica para entender que esta es una excusa barata que se le vende al pueblo mexicano. El hombre por naturaleza es malo y si este mismo domina los sistemas que nos diferencian y rigen ¿Qué esperanza tienen los justos?
La problemática de México se basa en una carente confianza hacia las instituciones y gobiernos. Si las personas que están instruidas para auxiliar al pueblo aseguran que por dos mil pesos pueden desaparecer a cualquiera en quién se supone que vamos a confiar. México está cayendo en manos enemigas con máscaras de esperanza y peor aún, el pueblo está tomando la forma de este sistema.