Esta película mexicana que habla de cómo una pareja de científicos de 1966 viajan al presente 2025, se acaba de estrenar en Netflix bajo la categoría de (Sci‐Fi) y bueno, la cinta promete ciencia ficción, amor y crítica social, pero apenas arranca el viaje temporal, se queda sin rumbo ni coraje.
Vamos con lo más relevante, la película supuestamente es una propaganda feminista que viene directamente de la UNAM y eso no es malo, he leído otras críticas -principalmente de hombres- en las que este simple hecho les causa molestia o inconformidad, la cuál es entendible si querías ver una película de viajes en el tiempo.
Pero el problema real de "nuestros tiempos" es que es una cinta vacía, pretende ser de amor pero los protagonistas (Lucero y Benny Ibarra) no tienen buena química, pretende ser de ciencia ficción y solo lo es los primeros diez minutos, pretende ser feminista pero lo toma a la ligera, se va con conceptos ambiguos y con discursos que no reflejan la verdadera magnitud del problema.
Por otro lado, hay un par de simbolismos muy bien trabajados y creo que la película debió haberse ido por ahí, más por lo simbólico que por lo radical, pues el personaje de Benny Ibarra se traiciona por completo como personaje, que sea sexista y machista en cierto grado tiene toda la coherencia posible pues viene de una época en la que "así era", pero que sea de forma tan ridícula, realmente sorprende, pues la actitud que toma no va con la esencia del personaje y el propio equipo creativo lo sabe, por eso buscan redimirlo cerca del final de una forma todavía más desastrosa.
Ahora vamos con lo realmente problemático, al director, al guionista y a todo el equipo de trabajo, se les olvida por completo que 1966 es apenas dos años antes de la masacre del 68, cuando estudiantes, académicos y mujeres luchaban ya por libertades reales. Plantear a esos personajes como ciegos ante el machismo es no solo anacrónico, sino simplista, así que no nos vengan con el cuento de que el pasado era cuadrado y no buscaba libertades...
Esta película no es una obra feminista consciente ni crítica, sino una puesta en escena que utiliza discursos de equidad como ornamento y no como motor narrativo, es una propaganda, eso sí, pero una propaganda que no visibiliza al movimiento, que no empodera a la mujer, si no que la reduce y no se atreve a criticar los tiempos de violencia y sexismo estructural que aún vivimos, por eso culpa al pasado, para poder afirmar que el presente es un paraíso para la mujer, que es el tiempo correcto para serlo. En pocas palabras es una obra que a simple vista es revolucionaria, pero perpetúa desigualdades y beneficia a las estructuras de poder que rigen en nuestros tiempos.
En el filme, hay una rectora al frente de la UNAM, cuando en la vida real, en más de 110 años de historia la Universidad Nacional Autónoma de México, nunca ha tenido una mujer a la cabeza y se supone que ¿este es un buen presente? Claro, tenemos a una presidenta en el mayor cargo público que se puede, solo porque un falso mesías de apellido Obrador, al que diariamente se le rinde pleitesía en "Las Mañaneras" así lo quiso, pero no nos confundamos, ni siquiera la presidenta Claudia Sheinbaum toma en serio al movimiento o a las desigualdades de género que aún existen en nuestra sociedad. Esta cinta no solo no es lo que presume, si no que se reduce a ser una postal con lemas progresistas que encubren una narrativa conservadora que instrumentaliza y reduce a un problema sistémico real.
Por: Luis Emilio