Snoop era más que un perro. Era familia, compañero fiel, y la imagen viva de una marca que hoy está manchada por su muerte: Pure Barf México, dirigida por Víctor Pérez. Su caso no es una tragedia aislada: es una denuncia con nombre, causa y responsables.
Rossana Ramírez, su mamá humana, rompe el silencio legal que la mantuvo en la sombra desde que perdió a su “Guapetón”. “No podía vivir con mi conciencia tranquila sin alertar a otros”, dice con valentía. Mientras ella lloraba la pérdida de su compañero, la marca para la que él prestaba su imagen seguía vendiendo alimento… sin advertencias, sin responsabilidad.
La causa: restos grandes de huesos y uñas sin triturar correctamente dentro del alimento. Lo que debía ser nutrición se convirtió en un veneno lento. A Snoop se le formó un tapón intestinal por estos fragmentos, que terminaron por arrebatarle la vida.
Y no fue un caso aislado. Cientos de personas se están uniendo ahora, compartiendo fotografías del alimento con los mismos restos: huesos enteros, astillas peligrosas, uñas visibles. Se han organizado para alertar a otros, haciendo lo que la empresa se ha negado rotundamente a hacer: reconocer el error.
Rossana cuenta que el propio Víctor Pérez le confesó haber cambiado la maquinaria. “El nuevo filtro deja pasar fragmentos grandes… según él, fue una confusión. Pero la realidad es que lo hizo para ahorrar tiempo. Para producir más rápido. Para abrir más tiendas. Para vender más. Aunque eso significara poner en riesgo vidas”.
La calidad del producto, aquello que debería ser innegociable en algo que entra al cuerpo de nuestros animales, fue pisoteada por la ambición.
Snoop murió por comer. Y la marca que lo mostró como imagen, hoy ni siquiera ha tenido el decoro de emitir una advertencia pública. El alimento sigue a la venta. El peligro, intacto en cada paquete.
Esta no es solo la historia de un perro. Es la historia de una vida que se apagó por negligencia. Es el grito desesperado de una comunidad que se niega a seguir callando.
Y ahora, hay un nuevo capítulo: la intimidación.
“Víctor Pérez Verdera está tratando de intimidarme y no va a lograrlo”, denuncia Rossana con valentía. “No me voy a dejar. Lo que le hiciste a mi perro no se va a quedar así. El que supieras lo que pasaba y no retiraras tu producto ni avisaras a tus clientes, poniendo en riesgo a sus perros… NO SE VA A QUEDAR ASÍ.”
Porque Snoop merece justicia. Y porque ninguna mascota debería morir por el hambre de otros.
Esto ya no es solo una historia de negligencia: Es una lucha por justicia. Por Snoop, y por cada perro que sigue en riesgo por la indiferencia y ambición de quienes solo ven cifras, no vidas.
Por: Shanté Falcón






