Donde Arde El País
Por: Shanté Falcón
¿Tantas flores le echas a la 4T, a Morena, o como quieras llamarle? Está bien tener esperanza en un cambio, pero no confundas fe con ceguera. Mientras celebras la supuesta “limpieza” del Poder Judicial, ¿Sabes realmente cómo y por quién votar para jueces, magistrados y ministros? ¿Sabes qué implica entregarle ese poder al Ejecutivo? ¿Sabes siquiera lo que te están quitando mientras tú aplaudes?
La narrativa es simple y pegajosa: “Acabar con la corrupción judicial”. Pero el método es un arma cargada: Quitarle autonomía al sistema de justicia para convertirlo en un brazo más del Gobierno. No es teoría de conspiración, es la realidad. Revisa los perfiles de varios impulsores y “candidatos del pueblo”: Hay nexos con el narco, antecedentes de impunidad, favores políticos disfrazados de meritocracia. ¿Eso te parece justicia? Es puro reparto de poder con envoltura populista.
Y mientras tanto, allá afuera, el país se desangra.
Sí, "SE DESANGRA".
Desapariciones todos los días, gente secuestrada a plena luz del día, cuerpos tirados en calles, caminos, fosas. Ya no sabes si estás en una nación o en una carnicería al aire libre. ¿Te has acostumbrado ya al horror? ¿Ya normalizaste vivir con miedo?
¿Y la salud? Peor. No hay medicinas ni para los niños con cáncer, ni para diabéticos, ni para hipertensos. El sistema de salud está podrido, colapsado. Hospitales sin insumos, doctores saturados, clínicas que parecen más bodegas abandonadas que centros de atención. Y mientras tanto, los de arriba siguen prometiendo un sistema “Como el de Dinamarca”.
Los candidatos municipales ya se dieron sus “baños de pueblo”: Se subieron al micro, se metieron a la tiendita, se tomaron la foto con la señora que vende gorditas. Te prometieron agua, seguridad, calles pavimentadas…
¿Y tú? ¿Todavía les crees?
¿O estás esperando con ansias ese sobre con tu nombre y efectivo por vender tu voto?
Parece que ya ni siquiera tienen que convencerte con promesas: Les basta con comprarte. Y tú, encantado. Total, “más vale algo que nada”, ¿no? Así se sigue perpetuando el ciclo.
La crisis del agua no se resuelve con promesas de campaña, es un problema estructural nacional. Los tandeos seguirán. Las calles empedradas seguirán igual. La seguridad, con abrazos o sin ellos, es otro pendiente sin resolver.
Pero claro, como ya llegó el apoyo, el dinero alcanza para el chupe del fin, para el nuevo celular, para seguir diciendo que “Al menos ahora sí reparten”. ¿Y los que de verdad lo necesitan? Los que no tienen ni para medicinas, los que sí viven en pobreza extrema, los olvidados. Esos siguen esperando.
Aquí no se trata de odiar por odiar. Se trata de abrir los ojos: Lo que estamos viendo no es un cambio profundo, es un simulacro perfectamente orquestado. Se vende como revolución, pero huele a restauración del viejo régimen con nuevos rostros y discursos reciclados.
Así que sí, disfruta lo votado. Pero no te confundas, esta presidenta, esta reforma, este circo disfrazado de transformación…
NO TE REPRESENTA.


