Donde Arde El País

Por: Shanté Falcón 

Lo que se vendió como una fiesta democrática terminó siendo un pinche funeral cívico. La elección del Poder Judicial en México fue una simulación burda, un insulto con moño tricolor. Y lo más indignante: el Gobierno lo celebra como si hubiera sido un triunfo del “pueblo sabio”.

Más de la mitad de los votos fueron anulados. MÁS DE LA MITAD. Eso no es participación, eso es un grito desesperado de hartazgo, un “váyanse a la chingada” estampado sobre la boleta. Pero el gobierno, con su cara de teflón y cinismo de exportación, se atrevió a decir que hubo participación histórica y respaldo masivo a sus candidatos. ¿De qué hablan? ¿De qué pinche país están hablando?

Hablan de participación, pero en muchas casillas no había ni moscas. ¿Y los ganadores? Justamente los nombres que estaban en los acordeones impresos, repartidos por operadores políticos como si fueran volantes de taquería. ¿Democracia? No. Fue una coreografía perfecta de dedazo disfrazado.

Lo más jodido de todo es que muchos se lo tragaron. Otra vez. Como si no hubiéramos aprendido nada. Les das una caja vacía envuelta bonito y te aplauden. Te venden que ahora “el pueblo manda”, cuando lo que realmente hicieron fue secuestrar otra institución más y pintarte una sonrisa en la cara mientras te roban los dientes.

Esto no fue elección. Fue un teatro. Y lo montaron con nuestros impuestos.

¿Querían Poder Judicial del pueblo? Esto fue Poder Judicial del acordeón, del dedazo, del aplauso barato y de la mentira descarada. Y lo más triste es que van a dormir tranquilos, mientras tú, mexicano común, te tragas otra mentira con la cena.