Por: Oscar López A. 

Nuestro país es una de las naciones más polémicas que existen, y que a pesar de su extensa cultura y bellas tradiciones no deja de ser un territorio con una basta falta de valores, con corrupción y sobre todo violencia.  

La palabra conformar se entiende como tomar forma de algo o alguien, adaptándose así a distintas ideologías o prácticas comunes en nuestro país. El mexicano promedio tiende a quejarse por muchas cosas que suceden en nuestra nación, sea violencia, corrupción o abuso. Sin embargo, extrañamente no hace nada por cambiar dichas situaciones.  

El mexicano con la misma boca que maldice al gobierno corrupto, le ofrece una "mordida" al oficial de tránsito que hace su trabajo. Al igual que como se queja del peligro que se corre debido a la libertad que tiene el narcotráfico, alaba estas mismas organizaciones a través de su música favorita.  

Imagen de Milenio Digital 

Se habla de que México es un país surrealista debido a las absurdas situaciones que pueden surgir, pasando por alto que lo verdaderamente absurdo es ver cómo para un niño de 10 años es muy común ver pasar a hombres armados por las calles sin que le represente un miedo o temor.  

México está cayendo en un límite de conformidad. No tan solo vemos normal prácticas despreciables, sino que las apoyamos, aplaudimos y peor aún, nosotros mismos las realizamos, para después levantar una queja creyendo que tenemos el derecho de hacerlo.  

El problema de nuestra nación no se basa en una Autoridad, Gobierno u Organización Terrorista; sino que surge de una población corrompida, hipócrita y por ende, conformista.